Día Internacional del Voluntariado: Oportunidades y Desafíos para Contribuir al Desarrollo Sostenible del País
Cada 5 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Voluntarios el cual constituye una oportunidad para agradecer todos los esfuerzos realizados por las/os voluntarias/os y sus organizaciones; y de promover los principales logros alcanzados en las comunidades en las que participan, ya sea a través de organizaciones no gubernamentales, organismos internacionales, organismos del sector público y privado y empresas.
Cabe destacar, que el voluntariado corporativo es el promovido por una empresa u organización en la que sus colaboradores dedican parte de su horario de trabajo para apoyar causas, proyectos u organizaciones, de forma libre y opcional, aportando tiempo y energía a una labor desinteresada económicamente, pero que tiene una gran retribución en términos de crecimiento personal y profesional. De esta forma, este tipo de práctica se conecta con el desarrollo organizacional y con las estrategias de sostenibilidad de las organizaciones promoviendo con ello la participación y el bienestar de los trabajadores y de las comunidades con las que se relacionan.
En el plano nacional, los datos arrojados por la Encuesta Nacional de Voluntariado y Solidaridad liderada por la Fundación Trascender y Criteria (2020), concluyen que pese a la crisis sanitaria gatillada por la pandemia COVID-19, la solidaridad de los chilenos no decayó en 2020, manteniéndose en los mismos niveles de 2019, con un 32% de la población que participó en actividades de voluntariado. Entre los encuestados que declararon haber realizado voluntariado en los últimos 12 meses, un 43% lo hizo en alguna actividad relacionada con la pandemia, entre ellas: apoyo en un comedor solidario u olla común; repartición de cajas de alimentos; entrega de asistencia a personas; entre otras. En definitiva, los principales tipos de voluntariado que se desarrollaron durante el año 2020 fueron: trabajo comunitario (38%); cuidado y protección del medio ambiente (24%); apoyo de niños y adolescentes (18%); asistencia de personas mayores (15%); y asesoría y capacitación de organizaciones sociales (14%). Por su parte, los encuestados que declaran haber participado en actividades de voluntariado, señalan que sus principales motivaciones para realizar esta actividad son: les hace sentir bien (48%); contribuye a construir un país más solidario (45%); les permite compartir sus conocimientos y experiencias con otros (39%); consideran que es un deber ciudadano (39%); contribuye a disminuir las desigualdades (34%); y contribuye a superar la pobreza (24%).
Es importante destacar, que los principales grupos o canales utilizados para la realización de actividades de voluntariado son: vecinos, familiares o amigos organizados (52%); organizaciones comunitarias, fundaciones u ONGs (32%); iglesia o grupo religioso (22%); colegio, instituto o universidad (14%). Sólo un 11% de los encuestados reconoce instancias de voluntariado corporativo en su lugar de trabajo. Asimismo, en aquellas organizaciones donde existe voluntariado corporativo, el 32% declara haber participado en dicha instancia de participación.
Pese a los beneficios que conlleva la implementación de acciones de voluntariado, el 89% de la población declara no haber no haber escuchado sobre el voluntariado corporativo, sin embargo, cuando se les explica en que consiste, el 61% de los encuestados considera muy relevante/relevante que dicha modalidad de colaboración exista en el país. En este sentido, los encuestados declaran estar de acuerdo/muy de acuerdo con las siguientes afirmaciones respecto del voluntariado corporativo: contribuye a la integración social (56%); es una manera útil de contribuir al país desde sus conocimientos (55%); es compatible trabajar y ser voluntario (50%); valoro más una marca cuya empresa realiza actividades de voluntariado (47%).
En el plano legal, las actividades de voluntariado tienen una escasa regulación en Chile, a diferencia de países como Francia, Nueva Zelandia, Argentina, Colombia y Estados Unidos, los cuales cuentan con estatuto propio de derechos y deberes y una estructuración fiscal de fomento y promoción a este tipo de práctica. En contraposición, en Chile existe una breve mención del voluntariado en la Ley N°20.500 sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública, que sólo reconoce a las Organizaciones de Voluntariado como Organizaciones de Interés Público “cuya actividad principal se realiza con un propósito solidario, a favor de terceros, y se lleva a cabo en forma libre, sistemática y regular, sin pagar remuneración a sus participantes”. Con el propósito de regular esta materia, en 2016 ingreso al Congreso Nacional un Proyecto de Ley que define al voluntario/a como toda persona que desarrolla libremente una labor sin retribución económica de carácter laboral para el bien social y público, ejecutada en un entorno organizacional que promueve la participación ciudadana, la inclusión social, la solidaridad y el desarrollo humano. Asimismo, el proyecto de ley establece mecanismos de regulación del voluntariado y las inhabilidades para desarrollar esta labor; incluyendo el rol que le cabe al Estado en la promoción, regulación y promoción de estas actividades.
A nivel internacional, según estimaciones de Naciones Unidas, en el mundo hay mil millones de voluntarios. Con la aparición en el 2010 de la Norma ISO 26000 sobre Responsabilidad Social Corporativa (RSC) el voluntariado corporativo se instaló para quedarse y ha ido evolucionando hacia una mayor comprensión del rol de las organizaciones en el desarrollo humano y la economía sustentable. Es así como en el marco de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2018, se acordó que el voluntariado constituye una acción clave para contribuir al logro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, considerando que contribuye a ampliar y movilizar a la sociedad logrando la participación de más personas, contribuyendo con ello al desarrollo sostenible.
Bajo este escenario, la crisis y el descontento social post octubre de 2019 y la pandemia del Coronavirus constituyen oportunidades para que las empresas y organizaciones desarrollen y/o fortalezcan programas de voluntariado corporativo que contribuyan a la construcción de una sociedad más equitativa, inclusiva y participativa a través de la generación de acciones de voluntariado. En este contexto, cabe destacar que los principales beneficios que aporta el voluntariado corporativo es su contribución a la resolución de problemas sociales, ambientales y económicos para aquellas comunidades y personas más vulnerables con las que se relacionan, fortaleciendo con ello el tejido social, y la transformación personal y colectiva hacia sociedades más justas; favoreciendo el diálogo y la participación ciudadana. Desde el punto de vista organizacional, un programa de voluntariado contribuye a mejorar la reputación interna y externa de la empresa; refuerza los valores corporativos; fortalece la identidad de los voluntarios/colaboradores con la empresa que se preocupa por problemáticas sociales que afectan a su comunidad; mejora el ambiente laboral de la empresa/organización producto del trabajo en equipo realizado por los voluntarios, lo cual fortalece la relación entre pares y permite descubrir nuevas habilidades/competencias que se pueden replicar en el trabajo; sensibiliza a los voluntarios/colaboradores de una empresa ante problemáticas sociales o medioambientales, creando conciencia en ellos y facilitando su participación en próximos programas o planes de sostenibilidad.
Administrador Público y Magister en Dirección de Empresas (MBA), posee más de 20 años de experiencia laboral en los sectores público y privado. Posee conocimientos y experiencia laboral en la dirección, coordinación, formulación y evaluación de proyectos de cooperación al desarrollo y asesorías en ámbitos vinculados a la cohesión social, derechos humanos, medio ambiente, energía y cambio climático, educación y cultura, inclusión social de grupos vulnerables (i.e. personas con discapacidad, migrantes, personas en situación de pobreza, entre otros), desarrollo de personas, entre otros, desempeñando dichas funciones en la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID), Ministerio de Relaciones Exteriores, Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS), Ministerio de Energía, Ministerio del Medio Ambiente, Ministerio de Educación, organismos bilaterales y multilaterales de cooperación internacional, universidades, corporaciones privadas, entre otros.
La profesional, cuenta además con más de 14 años de experiencia en la coordinación, gestión, relatoría y facilitación de talleres, seminarios y cursos de capacitación nacionales e internacionales en organismos públicos y privados en materias vinculadas al desarrollo sostenible (i.e. derechos humanos, inclusión de grupos vulnerables, energía y cambio climático, buenas prácticas laborales, agenda para el desarrollo sostenible, entre otros), desarrollo organizacional y optimización de procesos, planificación estratégica y control de gestión, cooperación internacional.