Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez:Desafíos para la inclusión social de personas mayores en Chile
El 15 de junio se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. El maltrato, la violencia, el abandono, la soledad y la vulneración de derechos constituyen problemas sociales y morales que afectan a un alto número de personas mayores en Chile, para los cuales se requieren respuestas integrales que se focalicen en la promoción y protección de sus derechos para mejorar su calidad de vida. Según proyecciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2020 las personas mayores en Chile (60 años o más) ascienden a 3.348.010, cifra que representa al 17,2% de la población total.
En materia de vulneración de derechos de las personas mayores, según datos de la Encuesta Nacional de Derechos Humanos (Instituto Nacional de Derechos Humanos, 2019), el 29% de la población mencionó a las personas mayores (65 años o más) como uno de los grupos a los no se les respetan sus DDHH. Asimismo, el 37,8% de las personas mayores se reconocen a sí mismas como un grupo vulnerado; el 38,1% declara que no se protege nada su derecho a una pensión o jubilación digna, mientras que el 30,1% indica que su derecho a la salud tampoco se resguarda.
De acuerdo a datos del INE, al envejecer los chilenos se empobrecen, lo cual se traduce en que los mayores de 60 años se concentren en los estratos socioeconómicos más vulnerables, estos son: D y E (46%) y C3 (33%). En este sentido, según lo revela el estudio “Adultos Mayores en Chile” (GFK Chile 3D, 2020), las personas mayores de 60 años son un segmento con plena conciencia de su situación de vulnerabilidad, lo cual se manifiesta en las siguientes percepciones como adultos mayores: se consideran el grupo más desprotegido de la población (92%); son vistos como una carga y no un aporte (91%); afirman que en Chile, en la medida que se envejece la gente se empobrece (88%); consideran que los adultos mayores no deberían trabajar (85%). Pese a lo señalado, según la misma encuesta el 63% de ellos declara ser feliz, el 65% está satisfecho con su vida en general, sin embargo, tienen una percepción insatisfactoria con varios aspectos de su vida, entre ellos: su jubilación (69%), con el país (65%), la seguridad ciudadana (61%) e ingresos (51%). Asimismo, el estudio revela que las personas mayores de 60 años son el segmento de la población menos tecnologizado, lo cual se evidencia en que el 46% de ellos afirma que “no se lleva bien con la tecnología, encontrándola muy compleja”.
Otros datos relevantes en materia de percepción sobre mecanismos de protección social en la vida adulta son los que arroja la “Quinta Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez” (Pontificia Universidad Católica de Chile, Caja los Andes, 2020) aplicada en el contexto del estallido social de octubre de 2019. En comparación con la encuesta anterior de 2016, por primera vez se puede observar una baja en su percepción de bienestar, revirtiéndose la tendencia de mejora que se observaba desde 2007. Es así, como el porcentaje de personas mayores que declaran tener necesidades económicas insatisfechas alcanzó 16,8% en 2019, más del doble que en 2016. Asimismo, hubo un incremento en el número de personas mayores quienes señalan tener apuros económicos: el 31,6% dice que el dinero no les alcanza para satisfacer sus necesidades, frente al 23,7% que afirmaba lo mismo en 2016. Según el estudio, dichos resultados han incidido en el empeoramiento de su salud mental. Es así como, mientras el 30,7% de los adultos mayores afirma tener síntomas depresivos, el 43,5% percibe algún grado de soledad en su vida.
La encuesta señalada también refleja un aumento de la autopercepción de maltrato hacia las personas mayores. Al respecto, un 34,3% de este grupo etario señala no recibir un buen trato por parte de los consultorios u hospitales, el 25,4% señala que se siente maltratado por organismos del sector público y el 13,3% percibe el mismo maltrato por parte de sus familias. Asimismo, por primera vez tras las cuatro ediciones del estudio, se produce un deterioro en los índices de calidad de vida de las personas mayores. Es así como, durante la quinta edición del estudio, el 54% de las personas mayores señaló tener resuelta su situación de salud frente a un 65,7% informada en 2016, asimismo, el 43,2% afirma tener satisfechas sus necesidades económicas respecto al 61,8% reportada el año 2016. Algo similar ocurre con las necesidades de alimentación, vivienda, afecto y cariño, recreación y transporte. Una cifra que resulta alarmante respecto de la encuesta es que un 11% de las personas mayores de 80 años y más señala que continúa trabajando, especialmente por cuenta propia, fundamentalmente debido a razones económicas. Entre quienes están jubilados, un 23% indica que recibe una pensión menor a los $120.000 y un 43% entre $120.000 y $200.000. Junto con lo anterior, las personas de 80 años y más muestran los menores niveles de acceso y uso a las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), lo cual se traduce en que un 44% de ellos declara no poseer celular y solo un 13% indica poseer un teléfono inteligente.
En el marco de la actual crisis sanitaria, las personas mayores se han convertido en una de las víctimas más visibles de la pandemia COVID-19. En tal sentido, de acuerdo a estadísticas laborales del INE; en 2020, de cada 100 empleos perdidos durante a pandemia en el país, aproximadamente 19 corresponden a puestos ocupados por personas mayores. De ese segmento etario, quienes tienen entre 60 y 64 años, es decir, el grupo próximo a jubilar, son los más afectados: entre marzo y mayo de 2020 hubo una disminución de 115.606 puestos de trabajo (-19,2%) en comparación a igual período del 2019. En materia de salud mental, según lo revelan los datos de la Encuesta Nacional Bicentenario de la UC (Pontificia Universidad Católica de Chile, 2020), se puede evidenciar un aumento de la ansiedad de las personas mayores de 65 años y más entre la pandemia COVID -19 y la etapa de pre-pandemia, así como, la falta de ánimo que se incrementó en 10 puntos porcentuales. Estos indicadores se relacionan con las estadísticas generadas por Fono Mayor del Servicio del Adulto Mayor (SENAMA), en donde durante el 2020 se ha brindado apoyo psicológico especializado a 1.223 personas (84% personas mayores, 9% familiares, 6% cuidadores), destacándose que una de cada dos personas atendidas manifestó evidentes síntomas de deterioro en salud mental, tales como angustia, crisis de ansiedad y/o de pánico, problemas de sueño, entre otros. Asimismo, el 8% del total de los casos ha debido recibir ayuda por conducta suicidas, siendo la mayoría de ellos hombres mayores de 70 años.
Por otra parte, según estadísticas del SENAMA, en 2020 recibió 5.771 consultas sobre situaciones de maltrato y/o vulneración de derechos a lo largo del país, cifra que representó un 35% más que el año 2019. Junto con lo anterior, se experimentó un aumento en las denuncias de abandono, las cuales pasaron de 202 consultas en 2019 a 428 casos en 2020. Del mismo modo, entre los meses de enero y mayo de 2021, SENAMA ha recibido más de 2.040 consultas vinculadas con denuncias de maltrato, de las cuales 500 se refieren a violencia intrafamiliar y 140 por abandono.
A nivel nacional, cabe destacar que las políticas públicas en el ámbito del envejecimiento se basan en la Política de Envejecimiento Positivo 2012-2025, la Convención Interamericana sobre la protección de los derechos humanos de las personas mayores de la OEA y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que establecen directrices para abordar los desafíos que impone el envejecimiento desde una perspectiva de derechos. En este sentido, SENAMA desde su creación ha impulsado varios programas orientados a proteger los derechos de las personas mayores frente a situaciones de abuso, maltrato, violencia u otra vulneración de sus derechos, entre los cuales destacan los programas “Defensor Mayor” y “Defensa Jurídica Integral para Adultos Mayores”, así como, campañas orientadas a concientizar a la ciudadanía sobre la importancia de evitar situaciones de soledad no deseada y/o abandono al que están expuestas personas mayores. Asimismo, ese organismo ha implementado una serie de programas orientados a fomentar la inclusión social y económica de las personas mayores, entre los cuales se encuentran: el Fondo Nacional del Adulto Mayor, Voluntariado País de Mayores, Buen Trato, Vínculos, Contratación de Personas Mayores, Envejecimiento Activo, Centros Diurnos, entre otros.
Pese a los avances existentes, los resultados de las encuestas y estudios mencionados con anterioridad dan cuenta que las personas mayores se perciben a sí mismas como un grupo de la población a los cuales no se le respetan sus derechos sociales y económicos, tales como salud, trabajo, jubilación o pensión digna. Asimismo, reportan un deterioro importante en una serie de dimensiones vinculadas a su calidad de vida, entre ellas: necesidades económicas insatisfechas, ingresos insuficientes, síntomas asociados a problemas de salud mental (i.e. ansiedad, depresión, soledad, abandono). Además, aumenta la percepción de maltrato hacia las personas mayores por parte de organismos públicos y sus familias.
En este contexto, es importante destacar que Chile, ha transitado a una cuarta transición demográfica; caracterizada por las bajas tasas de natalidad, aumento en las expectativas de vida de la población y por tanto un consecuente envejecimiento de la población. En este sentido, se estima que para el 2050 las personas mayores representarán a más de un tercio de la población en Chile (31,6%). Bajo este escenario, resulta clave que el país avance en la definición de políticas y programas que erradiquen toda forma de discriminación hacia personas mayores, facilitando la instalación de una cultura positiva en torno a la vejez y el envejecimiento, que promueva actitudes y comportamientos que garanticen el cumplimiento de los derechos de las personas mayores. Además, se debe minimizar la brecha digital de este segmento de la población, a través de la conectividad y educación en acceso a TIC para facilitar la vida diaria de las personas mayores; mejorar su acceso a beneficios y trámites del Estado; disminuir el sentimiento de soledad de las personas mayor; y mejorar con ello su inclusión social. Asimismo, se hace necesario generar condiciones para un abordaje de la salud mental de calidad. Del mismo modo, considerando las bajas pensiones y la consecuente necesidad de los jubilados y de las personas en edad de jubilar de generar ingresos adicionales, resulta necesario generar políticas y estrategias que contribuyan a la concientización sobre los impactos positivos relativos a la permanencia y reinserción laboral de las personas mayores en las organizaciones, así como, medidas de mayor flexibilidad laboral para este segmento de la población.
Te invitamos a ver este video de la campaña impulsada por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) «La soledad no es un juego, haz tu el primer movimiento»
Administrador Público y Magister en Dirección de Empresas (MBA), posee más de 20 años de experiencia laboral en los sectores público y privado. Posee conocimientos y experiencia laboral en la dirección, coordinación, formulación y evaluación de proyectos de cooperación al desarrollo y asesorías en ámbitos vinculados a la cohesión social, derechos humanos, medio ambiente, energía y cambio climático, educación y cultura, inclusión social de grupos vulnerables (i.e. personas con discapacidad, migrantes, personas en situación de pobreza, entre otros), desarrollo de personas, entre otros, desempeñando dichas funciones en la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID), Ministerio de Relaciones Exteriores, Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS), Ministerio de Energía, Ministerio del Medio Ambiente, Ministerio de Educación, organismos bilaterales y multilaterales de cooperación internacional, universidades, corporaciones privadas, entre otros.
La profesional, cuenta además con más de 14 años de experiencia en la coordinación, gestión, relatoría y facilitación de talleres, seminarios y cursos de capacitación nacionales e internacionales en organismos públicos y privados en materias vinculadas al desarrollo sostenible (i.e. derechos humanos, inclusión de grupos vulnerables, energía y cambio climático, buenas prácticas laborales, agenda para el desarrollo sostenible, entre otros), desarrollo organizacional y optimización de procesos, planificación estratégica y control de gestión, cooperación internacional.